"Inversor prudente" es un pleonasmo, una repetición innecesaria de palabras
"Margen de seguridad" se puede referir a una operación de inversión en concreto o a la tarea de invertir en la bolsa en general. Aquí se emplea en el segundo sentido, para establecer un posible decálogo, o reglas para jugar al poker bursátil sin ser un ludópata compulsivo.
6 Leyes de Oro del inversor en la Bolsa
(1) Tener unas expectativas de rentabilidad realistas, para no avivar ni el entusiasmo ni el desánimo.
7%-10% de rentabilidad anual son números realistas. Una buena aproximación para forjar expectativas es enmarcarlas entre la rentabilidad exigida a los bonos del tesoro y este mismo número más la inflación (por ejemplo el IPC). Así, a comienzos de 1995 con una rentabilidad exigida a los bonos del 12% y una inflación del 5%, las expectativas estarían entre un mínimo del 12% y soñar con ver revalorizaciones de la cartera de inversión del 17% anual.
(2) No concentrar las compras en un auge del mercado. Corolario: diversificar en el tiempo. La bolsa abre todos los días, todos los años.
(3) No concentrar las compras en valores poco representativos del mercado. Corolario: el dinero gordo en valores gordos. Los experimentos con gaseosa: mientras más lejos del núcleo del mercado, más pequeña debe ser la exposición en un valor.
(4) No comprar el valor más caliente del sector más caliente. Corolario: nunca comprar un valor que es la primera vez que se lee su nombre o los motivos para comprar.
Cada inversor tiene sus tiempos de noviazgo y enamoramiento, de rondar antes de casarse con un valor. Algunos planean como un buitre durante años. Otros caen bajos los encantos en unos meses... Incluso (estas cosas ocurren) se puede caer en un flechazo... en un par de meses o semanas. Pero ¡¿en cinco minutos?!, en lo que se tarda en leer una página... Eso no puede ser un jugador de poker, sino más bien la desaforada inquietud de "un recluta en Ibiza".
6 Leyes de Oro del inversor en la Bolsa
(5) Repetir el mantra sagrado: "meditar la solidez, meditar la exposición, meditar la diversificación".
No es imprescindible viajar a Katmandú, ni raparse al cero, ni orientarse hacia la Meca u otra ciudad sagrada. - Al meditar la solidez hay que tener en cuenta con qué tipo de valores se está jugando. - Al meditar la exposición hay que tener en cuenta que cualquier idea de inversión, por entusiasmante que parezca, puede resultar un fiasco.
Corolario: ninguna apuesta merece un "Do de pecho".
- Al meditar la diversificación hay que tener en cuenta que una empresa enorme proporciona una diversificación similar a cuatro o cinco valores medianos, pues las acciones de las empresas enormes son ya pequeños fondos de inversión, al representar tres o cuatro tipos de negocios.
(6) Un límite del precio. "Incluso un límite absurdo es mejor que ningún límite" (Graham). La mayoría de los autores recomiendan comparar el PER de una acción con el PER del mercado y con el PER de sus colegas en el mismo sector. Habitualmente esto no sirve para nada.
Establecer un límite en el precio a pagar no se puede resolver con una simple receta; pero algo es mejor que nada. Ciertamente el "precio de un nieto para su abuela" es simplemente infinito. Pero infinito parece un precio un poco alto. Algunos han situado el límite de la "manga ancha del kimono" en un PER de 40. ¿Por qué este número? Seguramente por las siguientes razones:
- La frontera de lo justificable para acciones de crecimiento, tanto teórica como históricamente, parece que está en un PER similar a dos veces o poco más de dos veces la tasa de crecimiento observada del beneficio. - Se cuentan con los dedos de una mano las empresas que han logrado mantener tasas de crecimiento por encima del 20%. - Y es una imprudencia creer en tasas más fuertes que las ya observadas; pues ya es bastante apuesta, e inquietante apuesta, apostar a su continuación.
Fuente: www.revistadebolsa.com |