Juegos de manos
La especialista en comunicación no verbal Flora Davis destaca el papel de las manos como un apoyo imprescindible para el lenguaje hablado. Esto, sin embargo, no quiere decir que las usemos para reafirmar lo que decimos. De hecho, en muchos casos la danza de las manos es usada para mentir. Así, cuando están enlazadas pueden mandar un mensaje equívoco, sobre todo si el gesto es acompañado de una sonrisa. Parece una señal de bienestar, pero según se intensifica la fuerza del enlace se denota una creciente hostilidad y un sentimiento de frustración. Si las manos van a la cara, especialmente a la boca, no hay duda de que el que habla trata de ocultar algo. A veces se disimula este gesto desplazándolas ligeramente hacia la nariz, hacia un ojo o simulando una tos.
Lenguaje corporal. Saludo con las manos
El profesor Birdwhistell destaca que un estudio de la posición de las manos aporta muchas pistas sobre el desarrollo de una conversación. Para este experto en lenguaje corporal, si forman una ojiva que mira hacia arriba indican que la persona opina, pero si ésta mira hacia abajo es que prefiere escuchar. Del mismo modo, las personas con cierta autoridad, como directores o militares, caminan más de lo normal con las manos cogidas detrás de la espalda, un gesto de superioridad con el que quedan expuestas zonas vulnerables del organismo. Sin embargo, no debe confundirse con el ademán de cogerse la muñeca , que señala nerviosismo y autocontrol. De hecho, cuanto más indignada se siente una persona, más arriba subirá la mano con la que se sujeta el brazo.
El saludo es quizá el gesto más importante que hacemos con las manos, ya que, en definitiva, nos permite interactuar con los demás de una forma más íntima. Para la mayoría de los investigadores, el apretón de manos es una reminiscencia de una señal prehistórica utilizada para demostrar intenciones pacíficas. Lo que ocurre es que dependiendo de cómo situemos las palmas y de la intensidad del gesto, éste puede adquirir matices importantes. Por ejemplo, si nuestra palma queda hacia abajo mostramos dominancia; si es la del otro, sumisión, y si es vertical, respeto y simpatía. Entre dos conocidos, estrechar con las dos manos la del otro revela confianza, pero si este mismo movimiento se da entre desconocidos, como suelen hacer los políticos en campaña, el efecto es opuesto. Algunas técnicas, como dar la mano “blanda” –universalmente rechazada– o mantener el brazo rígido, se usan al contrario que el saludo normal, esto es, para mantener a los demás a distancia. Sin embargo, tomar con la mano el brazo o el hombro del otro mientras se estrecha la mano contraria denota familiaridad y un sentimiento añadido al del saludo.
Un espía en la mirada
En opinión de algunos expertos, sólo cuando nos miramos a los ojos existe una base real para la comunicación. Hasta tal punto es así, que a pesar de su intangibilidad, la mirada es un instrumento que solemos usar para introducirnos en el territorio personal de los demás. Los etólogos señalan que, precisamente, una de las formas de amenaza más claras para la mayoría de los animales es la mirada fija y sostenida. En la comunicación humana, sin embargo, se deben tener en cuenta otras señales más sutiles. Así, si bien es cierto que cuando se mantiene la mirada durante mucho tiempo puede estar demostrándose hostilidad, ese efecto sólo se produce cuando al mismo tiempo se contraen las pupilas. Si por el contrario se agrandan, el gesto se traduce en un interés romántico –en este sentido, las pupilas pueden dilatarse hasta alcanzar 4 veces su tamaño–.
Lenguaje corporal. Mirada
La forma de mirar dice mucho de las intenciones de una persona. Si trata de ocultar algo, su mirada se enfrentará con la de quienes le escuchan durante menos tiempo del que sería normal en una situación similar.
Además, el entorno social influye mucho en el tiempo que una persona permanece mirando a otra. Los españoles e italianos, por ejemplo, sostienen mucho más la mirada que otros europeos, mientras que los japoneses prefieren centrarse antes en el cuello de la camisa de su interlocutor que en su cara.
Un análisis de la mirada confirma que esta cambia según la situación en la que nos encontramos. Mientras se negocia, la mayoría de las persona observa una zona del interlocutor situada entre sus ojos y la frente, lo que crea un clima de confianza. Una mirada social, por el contrario, se centrará en un triángulo invertido formado por los ojos y la boca. Fuente: Abraham Alonso, en la revista Muy Interesante
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