Mente. Hipnosis y autohipnosis. Introducción, verdades y mentiras
Concepto
La hipnosis es un estado mental y físico en el que “cambiamos” la forma de funcionar de la conciencia. Normalmente estamos más o menos atentos, pero captandolo que sucede a nuestro alrededor. Si aprendemos a“reducir” la atención difusa (la que se dirige al entorno, al ambiente), al tiempo que aumentamos la atención interna, la que se dirige a nuestro propio pensamiento, llegaremos a conseguir un estado de “superconcentración”, dirigida exactamente a aquellos contenidos que nos interesen. Este tipo de estado ha sido denominado de muchas formas a lo largo de la historia: estado de trance, experiencia mística, meditación trascendental, recogimiento, estado hipnótico, estado sofrónico...
Lo importante es que se trata de un estado fácil de conseguir para la mayor parte de la gente. Es probable que casi todo el mundo pueda llegar a un mayor o menor grado de este cambio de conciencia a poco que se aplique. Si otro nos enseña a llegar a este estado de conciencia, hablaremos de hipnosis. Cuandolo aprendemos a hacer nosotros mismos, estaremos elaborando una autohipnosis.
Antecedentes
El interés por la hipnosis, muy enfriado en las primeras décadas de nuestro siglo, resurgió durante la guerra civil española, y más adelante en la segunda guerra mundial, cuando los psiquiatras del ejército advirtieron que la técnica era útil para resolver los estados de trance llamados “neurosis de la trinchera”. En los años 50 aparece una fiebre investigadora acerca de la hipnosis. La prestigiosa APA (American Psychiatric Assotiation) reconoce el valor de la hipnosis como legítimo método terapéutico, y, hoy en día, una división de la American Psychological Assotiation está dedicada a su estudio e investigación.
Mente. Hipnosis y autohipnosis. Introducción, verdades y mentiras
Sofrología e hipnosis
En la década de los 60 aparecieron los trabajos de un médico colombiano, A. Caycedo, quien desarrolló una especie de redescubrimiento de la hipnosis, bajo el nombre de “Sofrología” (de una palabra griega que significa descanso, reposo). Su exposición atrajo a numerosos profesionales y profanos. Los discípulos de Caycedo (por otra parte, apartado ahora de actividades médicas) enriquecieron la “sofrología” con diversas aportaciones, técnicas de meditación y hasta de Zen. La sofrología, hoy en horas bajas no ha sido sino un intento de revitalizar la hipnosis, en épocas de poco atractivo, a base de “enmascararla” bajo otro nombre y “embellecerla” con un discurso orientalista, fácil de vender.
Verdades acerca de la hipnosis
El estado hipnótico es un estado de “superconcentración”, en el que la conciencia centraliza su atención sobre puntos concretos, separándolos del resto. Es como cuando hacemos pasar los rayos del sol a través de una lupa: la energía se concentra sobre un punto concreto, pero sin perderse un ápice de ella.
En este sentido la hipnosis es algo muy distinto del sueño. Durante la hipnosis no hay ningún tipo de pérdida involuntaria de control. Durante el estado hipnótico, el sujeto es dueño de sí mismo y no hace sino aquello que acepta hacer.
En sentido estricto, no es que una persona hipnotice a otra. Lo que sucede es que una persona entra en un estado de concentración y relajación, y otra le explica cómo hacerlo. Cualquier otra forma de entender la hipnosis es contraproducente.
Si el que da las instrucciones las plantea en forma de reto (“ahora no podrá abrir los ojos, aunque quiera”) o anuncia que van a suceder acontecimientos hipotéticos (“cuando se despierte ya no volverá a fumar”) está actuando, como mínimo, a la ligera. Si los sujetos hipnotizados son muy sugestionables, o (en la hipnosis de escenario) están vencidos por la ansiedad, pueden responder ciegamente a este tipo de órdenes. Pero, si se trata de personas normales, pueden responder en forma muy crítica a estas sugerencias, más propias del hipnotizador de feria que del profesional que emplea la hipnosis como medio para hacer el bien.
Bien es verdad que, para el hipnotizador de feria, este tipo de “espectáculos” resultan muy comerciales. Pero no es menos cierto que las órdenes a seguir de forma irracional comportan alguna forma de vejación al sujeto hipnotizado y suponen un desprestigio para la técnica.
Mentiras acerca de la hipnosis
La hipnosis no es un estado de sueño, aunque muchos de los hipnotizadores de feria (y algunos de los “serios”) manejen la palabra “Dormir” o la orden “¡Duerme!” como artimaña en sus actuaciones. Hipnosis es un estado de “superconcentración”. Si efectuamos electroencefalograma de una persona en estado hipnótico, el trazado obtenido no se parece en nada al del sueño, sino que se asemeja al de una persona despierta, atenta, pero en estado de gran tranquilidad y relajación mental.
|